
Sarah Bak-Geller y Grecia Cuevas
Las estrategias autonómicas que llevan a cabo los cosoltepecanos desde las faenas de la cocina constituyen una lucha cotidiana, tenaz, visceral, que no recae en idealizaciones y discursos emancipatorios, sino que adquiere cuerpo y sustancia mediante la ingesta colectiva de los valores de convivencia comunitaria como son la autonomía, la reciprocidad y la justicia. Su lucha consiste en construir desde las entrañas, y no solamente desde el ámbito discursivo, cuerpos capaces de desafiar física, social y culturalmente la hegemonía corporativa y neoliberal que avasalla con su visión utilitarista y extractivista. Es así como la formación de una identidad social y política en este pequeño pueblo de la Mixteca Baja pasa por la construcción de cuerpos solidarios, colaboradores y útiles para los demás. En otras palabras, los cuerpos cosoltepecanos son la expresión concreta, material y corpórea de un proyecto de autonomía y justicia; la incorporación de su lucha, a través de sus platillos es, a fin de cuentas, la única manera de mantener vivos estos ideales.