Vivimos un interés, una fascinación, un desconcierto en relación con la diversidad humana, en todas sus manifestaciones. A pesar de que, como bien afirma Ana María Martínez de la Escalera, “La diversidad (D) es una condición de la existencia humana a la vez que un principio universal inscrito en la herencia de los vivientes…”, no deja de ser puesta en cuestión ante la necesidad de los individuos y las colectividades sociales de diferenciarse entre sí a partir de jerarquías y formas específicas de organización-distribución de los poderes de dominio.
Publicado en el Boletín Antropológicas #207. Especial de la CInIG