En México, desde los primeros contactos intercontinentales, la interacción sexual entre hombres conquistadores y mujeres conquistadas propició un flujo genético desigual en el que se combinaron aspectos sociales, políticos, económicos, culturales y emocionales. La dispersión y distribución del acervo genético en cada región estuvieron determinadas por eventos sociales e histórico-demográficos, cuyo contexto, en el caso de los grupos más vulnerables, apunta a que mucha de la herencia que no es originaria del continente americano se debió más al abuso sexual que a matrimonios consensuados.
Publicado en el Boletín Antropológicas. Especial de la CINIG 8M - 2023